Desde hace siglos1 está más que claro que el componente de diversión es clave para que el aprendizaje sea lo más efectivo posible. Voces como la de Gonzalo Frasca se encargan de actualizar esa idea con sus iniciativas de videojuegos para móviles como “Dragonbox” que ayuda a los niños a aprender álgebra.
Partiendo de que quien juega, aprende, parece evidente pensar que el creador de una herramienta de aprendizaje, aprenderá tanto o más que el posterior jugador. Evidentemente, la primera ventaja del desarrollador del juego es que debe manejar el contenido que pretende enseñar y a lo largo del progreso irá tomando consciencia del mismo a un nivel tal que pueda adelantarse a los posibles errores típicos del aprendiz, pero no sólo.
Dejando a un lado el contenido específico y si es educativa o no, el desarrollo de una aplicación conlleva un aprendizaje a varios niveles. Otro de los más claros sería el desarrollo de una profesión como tal pero, además, desarrollaremos habilidades que nos ayudarán en nuestra vida cotidiana en función del rol que tomemos y ahí es donde está la clave del “aprender haciendo juegos”.
Cuando aprendemos haciendo juegos, tenemos que adaptarnos a trabajar en equipo. Las parcelas de conocimiento que hay que cubrir son tantas y evolucionan a tal velocidad, que si pretendemos abarcarlo todo al máximo no acabaremos nunca de aprender. Incluso cuando uno se dedica a algo concreto, como la programación, o el modelado, debe tener en cuenta que por muy rápido que aprenda, la cantidad de personas que hay alrededor del mundo generando nuevos programas, nuevas técnicas o nuevos dispositivos hará imposible que lleguemos siquiera a conocerlo todo. Y esa es otra enseñanza del aprender haciendo juegos: el desarrollador debe ser un trabajador constante.
Ese trabajo constante le llevará a conocer su campo y las herramientas de que dispone para resolver los problemas que se encuentre en su desarrollo. Esto requiere: capacidad de análisis, de abstracción y ejecución; que son otras habilidades que irá adquiriendo el desarrollador.
La humildad también es clave en un proceso cuyo final estará marcado por fechas límite que, generalmente, serán ajenas a nosotros mismos. Debemos ser conscientes de hasta dónde podemos llegar y, teniendo en cuenta esa cantidad ingente de información que ya comentábamos, tenemos que saber también cuándo buscar ayuda y dónde encontrarla. De la misma manera, tenemos que corresponder a nuestros compañeros aportando nuestro conocimiento para que el resto avance también.
La aún ascendente oferta de empleo en el sector de los videojuegos lleva a muchos a querer aprender para conseguir un empleo atractivo en unos tiempos tan difíciles. En Aula Arcade apostamos por la formación profesional, pero no podemos olvidar todos los beneficios que tiene formar parte de un equipo de desarrollo para personas de todas las edades, sobre todo los más jóvenes.
[1]San Basilio ya lo tenía claro en el siglo IV: “lo que no se aprende de buena gana no queda, pero aquello que se escucha con placer y amor se fija de manera más firme en la mente”.
Me gustó el texto, te lo quería escribir en el blog. Abrazo a la distancia